Crees que pisas terreno firme, ¿eh, mamón? Crees que el mañana está garantizado; por eso estudias, buscas trabajo, te casas, tienes hijos, por eso te levantas cada día, por eso haces planes, por eso contratas seguros... Como si pudieras estar seguro de algo, capullo. Ah, espera, hay una certeza: vas a palmar. No ahora, pero en algún momento la diñarás; como tu mujer, como tus amigos, como tus hijos, como yo, como todo el mundo.
Pero, entre tanto, tiremos palante, ¿verdad? Mientras dure la fiesta, bailemos. Bien dicho. El único problema es que la fiesta está a punto de acabarse.
¿Qué tal sobrellevas la crisis? No la de los 40, la económica. ¿Bien? ¿Mal? ¿Regular? Sea lo que sea, no pierdas la esperanza; a fin de cuentas, se trata de algo pasajero. ¿Te lo has creído? ¿Algo pasajero? No, chaval, esto sólo es el preámbulo del colapso definitivo del sistema. El prólogo, el exordio, el proemio, el preludio de la suite final. Lo gordo, la triple C (Crisis Colosal de los Cojones), está al caer. Tranqui, no falta mucho.
¿Y qué me dices de la otra triple C (Cambio Climático de los Cojones)? Bah, es un tópico aburrido; no hablemos de eso ahora. Es el apocalipsis de moda, una catástrofe aburguesada. No un falso problema, entendedme; un problema aburrido.
En cuanto a la energía... oh, oh, oh, ésa sí que es buena. Ya no hay energía barata y dentro de poco no la habrá ni siquiera cara. Ya verás qué risa.
Eso por no hablar de enfermedades cruzando el planeta en cuestión de horas para extender una epidemia global. La gripe del pollo, la del cerdo, la supergripe, la megaviruela que nos mandará a todos al otro barrio. ¿Y la contaminación? Guay, gracias. Lo mismo que el terrorismo internacional: en plena forma. ¿Y el Armagedón cultural? Ah, no, eso ya está aquí; igual que la hecatombe ética. Y no nos olvidemos de los viejos arsenales de bombas nucleares. La Guerra Fría pasó, pero las bombas siguen ahí. Algún día habrá que usarlas, vamos digo yo... ¿Y qué pasa cuando mamá naturaleza se ponga cabrona, pero cabrona, cabrona, cabrona? Un simple peñasco de diez kilómetros de diámetro impactando contra la tierra a 44.000 km./h y nos vamos todos a hacerle compañía a los dinosaurios.
¿Sabéis que el Parque de Yellowstone, en Wyoming, es en realidad un volcán? Todo el parque, sí señor; una caldera volcánica de 2.500 kilómetros cuadrados de superficie. La última vez que entró en erupción fue hace 640.000 años. El problema es que, según su ciclo eruptivo, ya debería haber explotado otra vez. Así que puede entrar en erupción en cualquier momento. Ojo, es un supervolcán: cuando le dé por reventar, acabará con la civilización. Pero no me hagáis mucho caso; sólo es un ejemplo.
Esto se acaba, amiguetes; y no por el volcán, que vete tú a saber cuándo dará el pepinazo, sino porque cuando algo puede salir mal, saldrá mal, y en este puto mundo todo está mal, todo es una cagada. Hemos cruzado la frontera del no retorno y nos precipitamos hacia el NO FUTURE.
Pero, mira, en el fondo somos afortunados: tenemos asientos de primera fila para el Apocalipsis. ¿Y sabéis lo más cachondo de todo? Que no será un drama, sino una comedia. De hecho, ya lo es.
Pero, entre tanto, tiremos palante, ¿verdad? Mientras dure la fiesta, bailemos. Bien dicho. El único problema es que la fiesta está a punto de acabarse.
¿Qué tal sobrellevas la crisis? No la de los 40, la económica. ¿Bien? ¿Mal? ¿Regular? Sea lo que sea, no pierdas la esperanza; a fin de cuentas, se trata de algo pasajero. ¿Te lo has creído? ¿Algo pasajero? No, chaval, esto sólo es el preámbulo del colapso definitivo del sistema. El prólogo, el exordio, el proemio, el preludio de la suite final. Lo gordo, la triple C (Crisis Colosal de los Cojones), está al caer. Tranqui, no falta mucho.
¿Y qué me dices de la otra triple C (Cambio Climático de los Cojones)? Bah, es un tópico aburrido; no hablemos de eso ahora. Es el apocalipsis de moda, una catástrofe aburguesada. No un falso problema, entendedme; un problema aburrido.
En cuanto a la energía... oh, oh, oh, ésa sí que es buena. Ya no hay energía barata y dentro de poco no la habrá ni siquiera cara. Ya verás qué risa.
Eso por no hablar de enfermedades cruzando el planeta en cuestión de horas para extender una epidemia global. La gripe del pollo, la del cerdo, la supergripe, la megaviruela que nos mandará a todos al otro barrio. ¿Y la contaminación? Guay, gracias. Lo mismo que el terrorismo internacional: en plena forma. ¿Y el Armagedón cultural? Ah, no, eso ya está aquí; igual que la hecatombe ética. Y no nos olvidemos de los viejos arsenales de bombas nucleares. La Guerra Fría pasó, pero las bombas siguen ahí. Algún día habrá que usarlas, vamos digo yo... ¿Y qué pasa cuando mamá naturaleza se ponga cabrona, pero cabrona, cabrona, cabrona? Un simple peñasco de diez kilómetros de diámetro impactando contra la tierra a 44.000 km./h y nos vamos todos a hacerle compañía a los dinosaurios.
¿Sabéis que el Parque de Yellowstone, en Wyoming, es en realidad un volcán? Todo el parque, sí señor; una caldera volcánica de 2.500 kilómetros cuadrados de superficie. La última vez que entró en erupción fue hace 640.000 años. El problema es que, según su ciclo eruptivo, ya debería haber explotado otra vez. Así que puede entrar en erupción en cualquier momento. Ojo, es un supervolcán: cuando le dé por reventar, acabará con la civilización. Pero no me hagáis mucho caso; sólo es un ejemplo.
Esto se acaba, amiguetes; y no por el volcán, que vete tú a saber cuándo dará el pepinazo, sino porque cuando algo puede salir mal, saldrá mal, y en este puto mundo todo está mal, todo es una cagada. Hemos cruzado la frontera del no retorno y nos precipitamos hacia el NO FUTURE.
Pero, mira, en el fondo somos afortunados: tenemos asientos de primera fila para el Apocalipsis. ¿Y sabéis lo más cachondo de todo? Que no será un drama, sino una comedia. De hecho, ya lo es.